En las empresas familiares, la pregunta sobre a quién confiar la dirección, la gestión o los puestos clave no es nueva, pero sigue siendo una de las más sensibles: ¿debe privilegiarse el talento familiar o el talento profesional externo?
El talento familiar representa la continuidad del legado, la transmisión de valores y la lealtad hacia la visión del fundador. Conoce la historia, la cultura interna y suele tener una conexión emocional profunda con el propósito de la empresa. Sin embargo, cuando la estructura carece de formación técnica o experiencia suficiente, puede surgir el riesgo del "familiarismo", es decir, decisiones basadas más en vínculos afectivos que en criterios de mérito y capacidad.
Por otro lado, el talento profesional externo aporta objetividad, innovación y especialización. Su experiencia en otras organizaciones permite implementar sistemas modernos de gestión, gobierno corporativo y eficiencia operativa. No obstante, si no se integra adecuadamente a la cultura familiar, puede generar choques de identidad o una percepción de "invasión" dentro del círculo fundador.
El desafío para las empresas familiares mexicanas no radica en elegir entre uno u otro, sino en armonizar ambos mundos. La experiencia demuestra que los modelos más sostenibles son aquellos donde la familia define las reglas del juego —a través de un protocolo familiar y órganos de gobierno— y abre espacio a la profesionalización, tanto para miembros de la familia como para ejecutivos externos.
El punto medio ideal surge cuando la familia empresaria logra mantener su influencia moral y estratégica, mientras delega la operación a profesionales competentes, guiados por valores compartidos. Como bien dicen los expertos en gobierno corporativo: la familia conserva la voz, pero no necesariamente el micrófono operativo.
En ese equilibrio entre identidad y competencia, lealtad y meritocracia, reside la verdadera fuerza de las empresas familiares. El talento familiar preserva el alma; el talento profesional impulsa el cuerpo. Solo juntos pueden garantizar que la empresa crezca, perdure y se trascienda.
“El talento familiar preserva el alma; el talento profesional impulsa el cuerpo.”